Frank Martin y la guitarra (v2.0)
por Jan J. de Kloe
En 1933, el compositor suizo Frank Martin (1890-1974) escribió las Quatre Pièces Brèves, que quedaría como su única contribución a la literatura solista de la guitarra. Frank Martin también hizo uso de la guitarra en algunas piezas más. Hay la pieza ocasional Quant n’ont assez fait do-do, escrita en 1947 en Amsterdam para tenor, guitarra y piano a cuatro manos. Drey Minnelieder (1960) para soprano y piano fue transcrita por el compositor para flauta y guitarra. En 1971, Martin escribió los Poèmes de la mort sobre un texto por François Villon, en los cuales el compositor prescribe tres voces masculinas y tres parientes eléctricos de la guitarra clásica.
Este artículo cuenta la historia de las Quatre Pièces Brèves. Para el público en general, esta composición sólo alcanzó fama en 1966 cuando fue grabada por Julian Bream.
Hoy día, QPB se ha desarrollado como una pieza estándar en el repertorio internacional de la guitarra. ¿Por qué esta pieza ha tardado más de treinta años en darse a conocer? Presentamos aquí la historia de una de las contribuciones más importantes a la literatura guitarresca del período de entreguerras.[1]Versión revisada de un artículo publicada en El Prisma, número 5, 1995. Versión 2.0 de febrero 1999.
Segovia
Es de conocimiento general que las Quatre Pièces Brèves fueron escritas para el eminente guitarrista español, Andrés Segovia (1893-1987), y que él no quería tocarlas. Para comprobarlo no existe ninguna fuente mejor que la viuda de Frank Martin, Maria. Maria Martin tiene un hondo conocimiento de la vida y la obra de su marido, una memoria notable y la capacidad de sacar y presentar cualquier prueba. Demuestra ser una persona con mucha energía, y sin su devoción no me hubiera sido posible recoger la información presentada aquí. Recientemente publicó un libro sobre su vida con el compositor.[2]Maria Martin, Souvenirs de ma vie avec Frank Martin, Editions l’Age d’Homme, Lausanne 1990, ISBN 2-8251-0102-8. La conocí en su casa en Naarden, Holanda, el lugar donde vivió el compositor durante los últimos dieciocho años y medio de su vida. En esta preciosa casa, Maria Martin guarda los primeros manuscritos de las QPB y algunas cartas que son de importancia para la historia de nuestra composición.
El original de las QPB, según se entiende, está reproducido aquí. Por algún tiempo, Segovia vivió en la ciudad natal de Frank Martin, Ginebra, y Martin admiraba al guitarrista. Maria Martin no sabe si fue Segovia el que pidió una composición o si fue Frank Martin el que tomó la iniciativa de escribir una pieza para el guitarrista. Lo cierto es que Martin recibió piezas de Segovia escritas por el compositor italiano Mario Castelnuovo-Tedesco como ejemplo de como escribir para el instrumento. Cuando Martin le mandó a Segovia las consiguientes QPB, el compositor nunca recibió ninguna confirmación ni carta de agradecimiento. Cuando un buen día se encontraron por la calle, Segovia le saludó con un breve “au revoir” y dio media vuelta como si quisiera evitar una discusión. En aquella época Martin creía quizá que la obra no se podía tocar. Fin del cuento.
Podemos añadir algo a los hechos. Las cartas de Segovia al compositor mejicano Manuel Ponce[3]Andrés Segovia, The Segovia-Ponce Letters, Edited by Miguel Alcázar, (español e inglés) Editions Orphée, Columbus, Ohio 1989, ISBN 0-936186-29- 1. Véanse las cartas 38 y 85. nos cuentan que el guitarrista tenía domicilio fijo en Ginebra desde mediados de 1930 hasta fines de 1934 o principios de 1935. La obra que Castelnuovo-Tedesco había terminado en 1932 fue Variations à travers les siècles,y ésta tuvo que ser el ejemplo mostrado a Frank Martin.
Maria Martin vino de Holanda y llegó a Ginebra en septiembre de 1933 donde estudiaba en el Technicum Moderne de Musique y donde Frank Martin era director y profesor de las materias teóricas. Al final se casó con él en 1940. En efecto, a Segovia quizás no le gustó la pieza. Visto que las QPB se adelantaron mucho a su tiempo, esto no nos sorprende ni en lo más mínimo. Sin embargo, una vez que Frank Martin dio un manuscrito a Hermann Leeb en 1938, quien luego lo tocaría, Segovia le pidió a Martin otra copia, que el compositor no le dio. Más tarde, Segovia manifestó a Martin que había perdido su versión.
Los manuscritos
Es sorprendente saber que Frank Martin, que no tocaba la guitarra, pudiera escribir tan bien para dicho instrumento. Sin embargo, antes de que la composición fuera publicada, algunos guitarristas recibieron manuscritos e hicieron cambios personales.
Primero debemos arrojar algo de luz sobre el número y peculiardades de las distintas versiones del manuscrito. En su casa, Maria Martin guarda los esbozos de la obra y un manuscrito. El manuscrito[4]Han Jonkers, publicado en Gitarre & Laute, número 2, 1998, p. 19-22. nos revela dos indicaciones interesantes. Primero vemos la fecha y el lugar donde fue escrito: “Domino, août 1933”. Es el sitio donde la familia pasaba las vacaciones de verano, situado en una isla cerca de la costa francesa atlántica llamada Ile d’Oléron.
Segundo, el compositor da indicaciones sobre la duración de cada movimiento, duraciones no respetadas por ningún guitarrista en su grabación.
Además tenemos la copia escrita a mano dada a Segovia que desapareció, y tenemos el llamado “manuscrito Leeb”.
En 1951, Frank Martin dio otro manuscrito a Jean-Marc Pasche, jefe de la sección de música de Radio Genève (la actual Radio Suisse Romande), con la intención de pasarlo al guitarrista español José de Azpiazu (1912-1986), domiciliado en Ginebra, para hacer una grabación radiofónica. Después de la emisión, el guitarrista devolvió el manuscrito a la emisora, lugar donde desapareció. Por consiguiente, Jean-Marc Pasche no podía devolverlo al compositor y preguntó a Azpiazu si él tenía otra copia, lo que no fue el caso. Para complacer a Pasche, José de Azpiazu entonces copió su propia versión que fue la que recibió Frank Martin. La hija de José, María Guadalupe Azpiazu, también guitarrista, que en 1961 tocó la versión de su padre de las QPB para su examen final del conservatorio, ha tenido la amabilidad de entregarme una copia de dicha partitura y de contarme los hechos históricos. Después de un estudio escrupuloso hay que concluir que la versión de Azpiazu es de máxima importancia.
Se hizo otro manuscrito destinado a la publicidad en 1955 con Universal Edition. En 1940, Alfred Schlee, director de Universal Edition, había prometido a Frank Martin publicar todas sus obras, promesa que cumplió. Sin embargo, Universal Edition tenía su propio revisor para obras de guitarra, llamado Karl Scheit (1909-1993), y él, “mucho mejor que José de Azpiazu”, haría transcripciones.
Maria Martin también aporta unos datos interesantes en forma de dos cartas del Sr. Schlee al compositor. En la primera carta del 16 de noviembre de 1954, Schlee anuncia que había recibido la versión de Azpiazu, y verifica con el compositor si Azpiazu tiene algún derecho sobre la pieza. La carta del 28 de diciembre de 1954 de Schlee a su “honorable y querido amigo” expresa su satisfacción de que Azpiazu no pueda reclamar los derechos de las piezas. De las cartas aprendemos también que Scheit está entusiasmado con la composición y que Universal Edition no quiere utilizar los arreglos de Azpiazu. El Sr. Schlee, sintiendo la controversia, propone que Frank Martin componga primero una sonatina para guitarra y presente ésta mientras que aplaza la publicación de las QPB.
Otras versiones
El compositor mismo escribió una versión para piano en 1933 que tocaría en varias ocasiones. El manuscrito escrito a lápiz, se conserva en Naarden también y tiene una portada interesante:
GUITARE
Suite pour le Piano
(portrait d’Andres Segovia)
été 1933
El director suizo y su fiel amigo Ernest Ansermet propusieron una versión orquestal y la estrenaron en 1934. Hubo una correspondencia[5]Ernest Ansermet et Frank Martin, Correspondance 1934-1968 publiée par J.-Claude Piguet, La Baconnière, Neuchâtel 1976. intensa entre ambos músicos acerca de la orquestación. La Guitar Foundation of America tenía programada esta versión orquestal durante su conferencia[6]Jan de Kloe, Collegial spirit, the 2nd American classical guitar congress, Classical Guitar, Vol 9 número 8, abril de 1990, p. 38-39. en la Wake Forest University en el estado de Carolina del Norte en junio de 1989, con Peter Perret dirigiendo la Winston-Salem Symphony. Algunos guitarristas, especialmente Douglas Hensley de San Francisco, han estudiado las partituras para piano y orquesta por pura curiosidad o para aumentar sus interpretaciones con algunas diferencias. El guitarrista holandés Jan Wolf hasta llama “reconstrucción” a su interpretación. Según el guitarrista suizo Christoph Jäggin, en las discusiones sobre las versiones de guitarra, no se había puesto suficiente énfasis en la articulación, el fraseo y la dinámica de la composición. Según dicen otros, Jäggin prefiere una reedición para guitarra de la pieza pianística, dando así un poco de información sobre la intención y la manera de tocar la pieza por el compositor mismo inicialmente. Maria Martin no está de acuerdo. Dice que la pieza pianística existe por sí sola y que no es una copia.
El manuscrito “Hermann Leeb”
El guitarrista de Zürich, Hermann Leeb (nacido en Linz, Austria, el 6 de febrero de 1906 y muerto en Zürich el 4 de abril de 1979), recibió un manuscrito claramente escrito de Frank Martin en el verano de 1938. Al final del manuscrito el compositor observa lo siguiente:
“Peut-être impossible à jouer? Si ce n’est pas tout à fait impossible, vous pouvez me proposer des changements de détail, au besoin. Bien à vous, et encore mes excuses pour l’interminable retard. Frank Martin”
De ello comprendemos que la promesa se hizo más pronto. En una carta de Leeb a Martin, el guitarrista acusa recibo de la pieza. Ya que en su carta escrita a máquina Leeb dice mucho más que solamente “gracias”, publicamos aquí abajo la carta en su forma original (con los errores lingüísticos):
“12 août 1938
Monsieur,
revenant des vacances je trouve vos pièces pour la guitare. Merci bien! Voilà ma première impression: Tout est jouable comme il est. Mais je crois que vous vous n’avez pas encore senti tout à fait libre en écrivant pour la guitare. Mais comme ces pièces ne sont pas les dernières, je l’espère au moins, vous trouverez toute les possibilités de cette instrument qui a besoin de compositeurs modernes de notre côté des Pyrénées. – Je comprends que Segovia, dont je ne veux pas diminuer les mérites, c’est montré négatif envers vous. Il est tellement enseveli dans son romantisme—regardez son interprétation de Bach—qu’il nepeut pas aimer votre stile. Vous aurez bientôt des remarques plus précises. Aujourd’hui je peux seulement vous dire que vos compositions sont bien arrivées et que je me réjouis de les travailler.
Avec mes meilleurs sentiments je suis
votre
Hermann Leeb”
La observación contemporánea sobre el romanticismo de Segovia suena más al estilo de una década posterior. Las observaciones precisas mencionadas por Leeb no han surgido en forma de documento. El manuscrito tiene unas adiciones hechas por Leeb. En su visita al compositor en Holanda junto con Dinu Lipatti, la amiga de éste, Madeleine, y el tenor Hugues Cuenod, Martin escribió una canción para tenor, guitarra y piano en sólo una noche, a representar el día siguiente, el 9 de octubre de 1947 en casa de un tal Sr. Pieterse en Laren. Frank Martin y Madeleine tocaron el piano a cuatro manos. El título de la pieza fue Quant n’ont assez fait do-do, una canción de cuna con letra de Charles d’Orléans, y el título probablemente se refiere a la larga noche anterior en la que Martin la escribió para la ocasión.
Después de que muriera Leeb, el profesor de guitarra Rolf Misteli, un estudiante y amigo de Leeb que administraba su herencia musical, le ofreció en venta el manuscrito a Maria Martin por la muy elevada cantidad de 25,000 francos suizos, diciendo que ésta fue la cantidad ofrecida por un posible comprador japonés. Ella rechazó y finalmente, según Misteli, fue adquirido por Paul Sacher en 1984 por 10,000 FF.SS. La Sra. Martin da otro precio. La Fundación Paul Sacher no quiso confirmar la transacción. Paul Sacher es un director de orquesta suizo, que estrenaba muchas obras de Martin. La Fundación tiene una colección impresionante de manuscritos de compositores contemporáneos y publica una serie de catálogos. El sumario de Martin[7]Inventare der Paul Sacher Stiftung, 10, Frank Martin, Musikmanuskripte, Amadeus Verlag, Winterthur 1990. se refiere al manuscrito describiéndolo como un Reinschrift (texto en limpio) de once páginas. Se puede encargar una fotocopia del manuscrito a Universal Edition en Viena.[8]Universal Edition A.G., Postfach 3, A-1015 Viena, Austria. El número de referencia es UE 12711 aK.
Las versiones de Azpiazu
Quienquiera que conozca la edición de Universal Edition o que vea u oiga la versión de Leeb de 1938, concluirá probablemente que Karl Scheit es responsable de las numerosas diferencias. No es el caso. Cuando la emisora no pudo devolver el manuscrito original, y Martin, en cambio, recibió la composición de Azpiazu, tenía una versión con adapciones hechas por un guitarrista experimentado. Hasta que el original salga a la superficie, es imposible saber qué es original de Martin o qué fue editado por Azpiazu. La fotocopia del manuscrito de Azpiazu que tengo a mi disposición consta de una portada y cinco hojas de una música densa pero bien escrita. Al pie de la portada se dice Doigté par José de Azpiazu (VI-1951)
y la última hoja menciona la dirección en Amsterdam donde vivía Frank Martin hasta que se mudara a Naarden en marzo de 1956. Este manuscrito casi corresponde totalmente a la partitura impresa de Universal Edition. Ya que hay un sexto manuscrito en que Universal Edition basó su grabado, mi hipótesis es que Martin lo copió del de Azpiazu más bien que de su propia fuente y/o que Scheit partió del de Azpiazu. Se comprende que José de Azpiazu estuviera muy decepcionado (stupéfaction es la palabra que utiliza su hija) cuando vió la versión impresa. María Guadalupe Azpiazu recuerda la reacción de su padre cuando vió la publicación de su propio trabajo:
“J’écrivis au compositeur, à l’éditeur et au guitariste en leur demandant à chacun de trouver chacun dans leur langue l’adjectif qualitatif le plus adéquate!”
Después de que muriera el compositor, Maria Martin se puso en contacto con José de Azpiazu para intentar localizar el eslabón perdido, pero sin resultado. La versión impresa más antigua muestra una foto del compositor con una guitarra en las manos. Es lamentable que las publicaciones recientes hayan suprimido la foto. La foto está tomado en Lucerna y la guitarra es la Hauser de Julian Bream. En otra foto, sacada durante la misma sesión en agosto de 1973, se puede ver a Martin y Bream juntos.[9]Société Frank Martin, Frank Martin, L’univers d’un compositeur. Catalogue de l’exposition commémorant le dixième anniversaire de la mort de Frank Martin, La Baconnière, Boudry 1984, ISBN … Continue reading Según Maria Martin, Bream pidió a Rudolf Baumgartner, el organizador del festival de Lucerna, que solicitase a Frank Martin una obra nueva para guitarra, pero aparentemente, el compositor, no obstante complacido con la actuación de las QPB de Bream, nunca lo hizo.
Influencias españolas en la música de Frank Martin
Como ya podemos deducir de la carta escrita por Hermann Leeb a Martin en 1938, no hay ningún elemento típicamente español en las QPB. Más tarde, Frank Martin descubrió la riqueza de la música española y aplicó algunos de sus elementos.[10]Constantin Regamay, Les éléments flamenco dans les dernières oeuvres de Frank Martin. Schweizerische Musikzeitung, CXVI (1976), p. 351-359.
Las Trois danses (1970) para oboe, arpa y cuerdas contienen influencias del flamenco, y el Requiem (1971) a veces hace pensar al oyente en la orquestación de Enrique Fernández Arbós de la suite Iberia de Isaac Albéniz.
La composición más excelente es Fantaisies sur des rythmes flamenco para piano (1974), escrita para Paul Badura-Skoda y estrenada junto con la hija de Frank Martin, Teresa, una bailarina profesional. La obra fue transcrita recientemente para cuarteto de guitarras.[11]Frank Martin, Fantaisies sur des rythmes flamenco. Transcrito y editado por el Minneapolis Guitar Quartet por Jan de Kloe, Partitura y partes, diciembre de 1993. No publicado.
Conclusión
Este artículo cuenta la historia de las Quatre Pièces Brèves de Frank Martin, y reducimos las contribuciones de José de Azpiazu y Karl Scheit a sus justos límites. No hemos contestado a todas las preguntas: el llamado “manuscrito número 5” sigue siendo el eslabón perdido. El bibliotecario actual de la Radio Suisse Romande, el Sr. François Rudhardt, recuerda haberlo buscado en 1986 en vano junto con Maria Martin. No excluye que el manuscrito pudiera aparacer en cualquier futura reorganización de la biblioteca.
Agradecimientos
Sin la ayuda y los consejos de Maria Martin, este artículo no habría visto la luz. Dentro de lo que cabe he tratado de verificar todos los hechos históricos por lo menos con dos fuentes. Les estoy muy agradecido a María Guadalupe Azpiazu y a un sinfín de otros músicos por su aportación y apoyo. También le doy las gracias a mi hija, Karin de Kloe, por la traducción al español.
Sobre el autor
Jan de Kloe vive en Bélgica y estudió guitarra con Nicolas Alfonso y Gonzales Mohino. Siguió cursos de verano con Julian Bream y Turibio Santos, grabó tres discos y actuó en solitario en varios países europeos. Es grabador de música tanto como consejero de redes de ordenador. Publicó un estudio sobre las QPB en las revistas de música “Soundboard”, “Il Fronimo”, y “Gendai”[12]Jan de Kloe, Frank Martin’s “Quatre Pièces Brèves: A comparative study of the available sources,” Soundboard 1993, Vol XX, número 1 (p. 19-27), número 2 (p. 21-27), versión en … Continue reading
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References
↑1 | Versión revisada de un artículo publicada en El Prisma, número 5, 1995. Versión 2.0 de febrero 1999. |
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↑2 | Maria Martin, Souvenirs de ma vie avec Frank Martin, Editions l’Age d’Homme, Lausanne 1990, ISBN 2-8251-0102-8. |
↑3 | Andrés Segovia, The Segovia-Ponce Letters, Edited by Miguel Alcázar, (español e inglés) Editions Orphée, Columbus, Ohio 1989, ISBN 0-936186-29- 1. Véanse las cartas 38 y 85. |
↑4 | Han Jonkers, publicado en Gitarre & Laute, número 2, 1998, p. 19-22. |
↑5 | Ernest Ansermet et Frank Martin, Correspondance 1934-1968 publiée par J.-Claude Piguet, La Baconnière, Neuchâtel 1976. |
↑6 | Jan de Kloe, Collegial spirit, the 2nd American classical guitar congress, Classical Guitar, Vol 9 número 8, abril de 1990, p. 38-39. |
↑7 | Inventare der Paul Sacher Stiftung, 10, Frank Martin, Musikmanuskripte, Amadeus Verlag, Winterthur 1990. |
↑8 | Universal Edition A.G., Postfach 3, A-1015 Viena, Austria. El número de referencia es UE 12711 aK. |
↑9 | Société Frank Martin, Frank Martin, L’univers d’un compositeur. Catalogue de l’exposition commémorant le dixième anniversaire de la mort de Frank Martin, La Baconnière, Boudry 1984, ISBN 2-8252-1011-0. |
↑10 | Constantin Regamay, Les éléments flamenco dans les dernières oeuvres de Frank Martin. Schweizerische Musikzeitung, CXVI (1976), p. 351-359. |
↑11 | Frank Martin, Fantaisies sur des rythmes flamenco. Transcrito y editado por el Minneapolis Guitar Quartet por Jan de Kloe, Partitura y partes, diciembre de 1993. No publicado. |
↑12 | Jan de Kloe, Frank Martin’s “Quatre Pièces Brèves: A comparative study of the available sources,” Soundboard 1993, Vol XX, número 1 (p. 19-27), número 2 (p. 21-27), versión en japonés en Gendai Guitar numéro 373, 374, y 375 (1996), e “I Quatre Pièces Brèves di Frank Martin: Studio comparativo delle fonti disponibili,” Il Fronimo 1996, XXVI, numéro 96 (p. 18-26), numéro 97 (p. 26-36). |
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